El anime que reemplazó el moe con filosofía y narrativa excepcional — Reseña Anime de Psycho-Pass - Anime Sama

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miércoles, 25 de julio de 2018

El anime que reemplazó el moe con filosofía y narrativa excepcional — Reseña Anime de Psycho-Pass


Corría el año 2012 cuando noitaminA anunció que emitiría una serie original de la cual sólo se conocía el nombre y una imagen promocional. De ahí en adelante, Psycho-Pass no paró de llamar la atención del fandom de la época, ya que nombres de reconocidos actores de la industria no tardaron en ligarse al proyecto encabezado por Production I.G. Habiéndose consagrado con afamados títulos (Puella Magi Madoka Magica y Fate/Zero), Urobuchi Gen atrajo a los fans al revelarse que él estaría a cargo del guión. Por su parte, Akira Amano, autora de Katekyō Hitman Reborn!, aportó con su cuota de expectación al realizar el diseño de personajes.


El trazo de Akira Amano fue protagonista en el arte conceptual, aunque más adelante el argumento pasó a ser la esencia que marcaría toda la franquicia.  


Los productores no pudieron haber elegido mejor staff, sobre todo con Urobuchi, ya que la historia futurista de Psycho-Pass es una de las que mejor se ha narrado en la industria en los últimos años. A continuación, nos adentraremos de lleno en esta producción tan valorada dentro del medio, siendo la premisa que la narrativa magistral de los acontecimientos y su fuerte contenido filosófico son los principales factores que convierten esta entrega en un must-see para quienes disfrutan del anime en general.  


[DISCLAIMER, como vamos a hablar del argumento, es inevitable que aparezcan algunos spoilers, así que si no has visto esta serie, te aconsejamos que vayas a verla de inmediato y después vuelvas a leer este artículo]


La brutalidad de Psycho-Pass a ratos resulta chocante ante la mirada del espectador, pero no alcanza a convertirla en una entrega gore, nos guste o no.


Este título es de género policíaco, psicológico y sci-fi, se configura como un complejo cyberpunk repleto de acción sangrienta y personajes detalladamente construidos. Antes de saltar completamente a los hechos, vamos con una breve sinopsis:


En el Siglo XXII, Japón ha instaurado el Sistema Sibyl, un mecanismo que permite cuantificar instantáneamente el nivel de amenaza de cada persona al verificar su estado mental, conocido como “psycho-pass”. A causa de este sistema, la justicia ha cambiado, siendo los inspectores quienes defienden y aplican la ley, castigando a cualquiera cuyo psycho-pass refleje un alto Coeficiente de Criminalidad. Junto a ellos están los "ejecutores", criminales latentes a los que se les concede una libertad parcial a cambio de ensuciarse las manos en lugar de los inspectores.


Iniciando con el pie derecho

Partamos dejando en claro que el argumento de Psycho-Pass es agradablemente denso. En este sentido, el primer capítulo del anime es perfecto para evidenciar todos los aspectos claves que estarán presentes durante el espectáculo, sin necesidad de entrar en demasiados detalles. Uno de los recursos que se utilizó para ello es uno no muy habitual, más propio de los animes con guión original; iniciar la serie con acontecimientos que ocurrirán mucho tiempo después.


La primera escena nos muestra la panorámica de una enorme ciudad con rascacielos gigantescos. En uno de ellos está Kougami Shinya, co-protagonista de esta historia, enfrentando mano a mano a unos misteriosos tipos armados con herramientas de construcción y que portan un extraño casco. Ahí también aparece el intelectual Makishima Shougo, antagonista principal y del cual aún no sabemos nada. No entendemos qué está pasando, pero este breve encuentro nos gritó en el rostro que este anime iba a estar repleto de sangre y acción para todos los gustos. Nada mal, esta escena logró una buena primera impresión.


El conflicto entre Makishima Shougo y Kougami Shinya es a todas luces una batalla ideológica, pero no decepcionaron cada vez que se iban a los puños.


Ya con la acción asegurada, el setting cyberpunk fue lo siguiente. Comienza con la escena del crimen en donde nos presentan a la nueva inspectora de la Oficina de Seguridad Pública, Tsunemori Akane, la protagonista de esta historia. La presencia de drones y tecnología de hologramas evidencia que estamos frente a un mundo altamente tecnologizado, una versión avanzada de la sociedad de la información, pero que en la práctica no dista mucho de lo que existe actualmente. Así es como desde el inicio tenemos una idea completa del tipo de herramientas a disposición de los agentes, sin muchas explicaciones de por medio.


El único gadget en el que se hace énfasis es en el “Dominator”, el arma con el que se impone justicia, los “ojos de Sibyl”. Este artefacto con forma de pistola comprueba instantáneamente el psycho-pass del objetivo y determina en tiempo real el Coeficiente de Criminalidad del sujeto, variando sus funciones según el tipo y nivel de amenaza que el usuario tenga en frente. Sus tres modos posibles son: paralizador no letal, eliminador letal y destructor descomponedor, cada uno demostrando en su momento su utilidad, tanto práctica como argumentalmente, convirtiendo al Dominator en una herramienta icónica de toda la franquicia.


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El Dominator es protagonista en varias escenas, pero al mismo tiempo representa la decadencia de la justicia en la que cree Kougami, ya que el arma sólo obedece al criterio del Sistema Sibyl.


Una sutil construcción de personajes y conflictos


En el primer caso nos presentan a gran parte del elenco e inmediatamente comienzan a construir sus personalidades, evidenciando también las dinámicas internas. ¡Sorpresa! Kougami, que había aparecido antes, trabajará con Akane y es un ejecutor ejemplar, la viva imagen de lo que se espera de gente como él, un verdadero “perro de caza”. Ginoza Nobuchika es el frívolo inspector que acompañará a la joven novata durante su trabajo, completando la lista el resto de ejecutores; el atrevido y pintoresco Kagari Shusei, la impasible Kunizuka Yayoi y el confiable anciano experimentado, Masaoka Tomomi.


Desde el primer incidente van mostrándonos que Ginoza es reacio a involucrarse con Masaoka y Kougami, al mismo tiempo que ellos dos desarrollan un especial cariño y respeto hacia Akane, en especial el viejo Masaoka, quien cada vez que puede aconseja a la inspectora para que ella lleve sus obligaciones con más facilidad. Kagari y Kunizuka tienen sus propios conflictos internos, pero en la práctica destacan el carisma del muchacho y la eficiencia de la chica, existiendo además una suerte de solidaridad de género entre esta última y la joven Tsunemori.


Todas las razones tras las dinámicas entre los personajes se van exponiendo poco a poco, de tal forma que el espectador pueda ir deduciendo él mismo lo que ocurrió entre ellos o lo que está por ocurrir, una narrativa más que idónea para un anime policíaco en el que hay muchos casos por resolver. Un ejemplo de esto es la relación padre-hijo entre Ginoza y Masaoka, hecho que no se revela completamente hasta el episodio trece, pero del cual nos estaban dando pistas en casi todos los capítulos previos; una de ellas, la autoridad que a ratos mostraba el ejecutor sobre el inspector, a pesar de que la diferencia en sus cargos establecía una relación asimétrica entre ellos.
Esta escena no hubiese sido tan conmovedora si la relación entre Ginoza y Masaoka no hubiese sido construida tan sutilmente, sin duda alguna un acierto narrativo.
  
Ni una referencia sobra en este espectáculo


Llegados a este punto, cabe mencionar que Psycho-Pass es considerado un rip-off del filme Minority Report, una producción estadounidense del año 2002, dirigida por Steven Spielberg y protagonizada por Tom Cruise. Sea o no un rip-off, este anime desliza una referencia a ese largometraje cuando en el capítulo catorce Makishima Shougo le recomienda a su colega criminal, Choe Gu-sung, que lea ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, un libro escrito por Philip K. Dick, el mismo autor de Minority Report (1956), obra en que se basó la película homónima de Spielberg.


Esta serie está llena de referencias como la anterior, las que la enriquecen hasta un punto en el que es difícil apreciar al máximo su contenido sin conocer las obras que se mencionan. En el capítulo cinco, cuando Akane está conversando con Masaoka sobre el valor de la realidad virtual para el ser humano, el anciano demuestra algo de su sabiduría al referenciar el trabajo del pensador Jean-Jacques Rousseau y así explicar su punto de vista a Tsunemori. Una situación similar se da en el episodio once, cuando la protagonista se encuentra por primera vez con Makishima. Ahí, el villano parafrasea a René Descartes para decirle sútil e intelectualmente a Akane que era una idiota.


El punto álgido de este uso exquisito de referencias se encuentra en el capítulo dieciséis, en una de las escenas más esperadas de toda la entrega; el primer encuentro entre nuestro villano favorito, Makishima, y el perspicaz Kougami. El criminal parte citando a Blaise Pascal: “La justicia está sujeta a discusión, la fuerza se reconoce en seguida y sin disputa. Por eso las personas no le pudieron dar la fuerza a la justicia.”, dichos que se pueden encontrar en Pensamientos (1669), obra póstuma del filósofo en cuestión. El ejecutor le responde inmediatamente, parafraseando a José Ortega y Gasset; “Lo siento, pero hace mucho tiempo que he aprendido a ponerme en guardia cuando alguien cita a Pascal. Es una cautela de higiene elemental”, referenciando así al libro del pensador español, La rebelión de las masas (1929).


Sólo para exponer claramente el gran énfasis que se le dio a este asunto en Psycho-Pass, aquí va una compilación de todos los artistas y/o pensadores cuyo trabajo fue referenciado de una u otra forma en la serie: Max Weber, Michel Foucault, Jeremy Bentham, Jean-Jacques Rousseau, Terayama Shūji, George Orwell, William Gibson, Philip K. Dick, Søren Kierkegaard, Iwakami Yasumi, Joseph Conrad, William Shakespeare, Ludwig van Beethoven, Friedrich Nietzsche, José Ortega y Gasset, Blaise Pascal y Platón. Posiblemente hayan más referencias entre algunos diálogos y/o escenas, pero estas son las más explícitas.


Aunque bastante cruel, Makishima Shougo es un hombre muy culto y se transformó en un personaje muy valorado por su desplante intelectual en todas sus apariciones.


¿Psycho-Pass logra ser lo que se propuso ser?


Primero, aquí es muy importante recordar los dichos de Katsuyuki Motohiro, director de este cyberpunk, por allá en 2012, cuando mencionó que estaba prohibido el uso de la palabra moe durante las juntas de producción del anime. Desde un principio, esta oscura historia policíaca pretendía desmarcarse de las tendencias contemporáneas, en un contexto en el que triunfaban series como Kokoro Connect, Hyouka y High School DxD, títulos cargados precisamente de moe, además de ecchi y fanservice.


Independiente de si consideramos el moe como algo negativo o positivo, el resultado de este esfuerzo por evadir personajes que atraigan meramente por rasgos estereotipados fue simplemente magnífico. Centrémonos otra vez en Makishima Shougo, uno de los villanos más carismáticos que haya visto la industria. Es inteligente, culto y físicamente capaz, de ideales anarquistas y de filosofía humanista. Estas características fueron resaltadas precisamente por el hecho de querer crear un antagonista fuera de los estereotipos, una efectiva estrategia que se repite con las personalidades de Kougami y Masaoka, dando vida a un fandom que aprecia este tipo de construcción de personajes tanto o más que el moe.


Aunque Psycho-Pass ya puede ser considerada como de culto, siempre se pueden esbozar algunas críticas. Este anime peca de ser intelectualmente machista, basta con revisar la lista de referenciados para darse cuenta de que ni una mujer inspiró el trabajo creativo. Y como no, si la producción estaba llena de hombres, dando como resultado una serie pensada casi completamente para ser consumida por el público masculino. Paradójicamente, al cierre del anime Kunizuka dice que los hombres no están capacitados para el trabajo en la Oficina de Seguridad Pública. Posiblemente tiene razón, ya que todos los machos tuvieron desenlaces trágicos a lo largo del anime, mientras que las damas se mantuvieron firmes hasta el final.



 
Tsunemori Akane, a pesar de ser la protagonista, fue uno de los personajes que no convenció al público, quizás porque palidecía frente a los imponentes Kougami y Makishima.


Una fórmula difícil de replicar


Esta entrega tuvo una secuela en 2014, titulada Psycho-Pass 2. Aunque pretende ser una continuación directa, muchas personas prefieren tildarla de spin-off, quizás para salvaguardar la reputación de la magnífica obra orquestada por Urobuchi y compañía, puesto que esta nueva producción no logró el mismo efecto que la serie original. Claramente le afectó el cambio de guionista y estudio. No sucedió lo mismo con la película de 2015, para la cual volvieron Production I.G y el “Urobutcher”, resultando en un film digno de llevar el nombre de Psycho-Pass.


A principios de este año se anunciaron tres nuevas películas inspiradas en la franquicia, lo que ha generado mucha expectación. No obstante, habrá que esperar a saber quiénes estarán tras este proyecto, luego evaluar detenidamente los resultados y sólo después de eso poder agregarlas en gloria y majestad al historial canónico de este genial must-see.

Escrito por Alonso Flores

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